Un despido objetivo es una terminación basada en cualquiera de las razones objetivas como, por ejemplo, razones económicas, técnicas, productivas o de organización. La jurisprudencia ha determinado que las razones organizativas pueden ser, entre otras, la reorganización interna o reordenación de departamentos, el cierre de delegaciones debido a cambios en la demanda y la pérdida de contratos significativos, reajuste de empresas tras una fusión, centralización de departamentos de la empresa en detrimento de sus delegaciones regionales, cambios sustanciales en la gestión, etc. Además, se han considerado también como motivos válidos para un despido objetivo motivos como la incompetencia del trabajador o la falta de adaptación del trabajador a las modificaciones técnicas en el lugar de trabajo.
Un empleador (empresa) puede llevar a cabo un despido objetivo en cualquier momento, sin embargo, para que se considere justo según la legislación laboral española, debe haber una fuerte justificación para la decisión de despido y debe seguirse el procedimiento adecuado.
Procedimiento ante un despido objetivo
- El empleador debe emitir una carta de despido, que debe ser entregada al empleado afectado, informándole de la terminación de la relación laboral, la fecha efectiva de la terminación y exponiendo las razones del despido objetivo.
- Simultáneamente, el empleador debe pagar, mediante un talón a la vista o cualquier otro método acordado dentro del contrato de trabajo o según la política de la empresa, una indemnización justa por despido al empleado afectado. El pago de la compensación en caso de despido objetivo y justo se calcula en 20 días por año de servicio con un límite de 12 pagos mensuales.
- El empleador debe proporcionar un período mínimo de notificación de 15 días, a partir de la fecha de emisión y entrega de la carta de despido hasta la fecha efectiva del despido. Sin embargo, este período de notificación puede evitarse mediante el pago del salario correspondiente al período de 15 días.